jueves, 20 de febrero de 2014

Vergüenza

Ayer. Centro de Valencia. Una plaza con algo parecido a un parque. Rodea la plaza varios bares con las terrazas. Ocho de la tarde. Bastante gente.

En el parque, dos niños, de entre 6 y 8 años juegan con su abuelo. Juegan al escondite. Entre las rodillas del abuelo. Se lo están pasando genial los tres, el abuelo, ríe y los niños están entusiasmados. Sus cabezas aparecen y desaparecen de las piernas del abuelo, de hecho, otros niños alucinan con lo bien que se lo están pasando.

El abuelo mira atento mientras ríe y de vez en cuando abre las piernas para darles sorpresa.
De repente, aparece. El padre de los niños. Bien vestido, preocupado más por tener el cuello de la camisa bien alto y los zapatos limpios - se para hasta 3 veces en 30 metros por la gravilla para limpiarlos - llega al lugar de los hechos. Allí están los chicos pasándolo genial con el abuelo. No es muy mayor, tendrá unos 75 años. Un hombre elegante, pelo blanco, y con los zapatos y el pantalon manchados por la manitas de los niños y la gravilla.

Llega el padre - decía - el iluminado padre, y suelta un "qué hacéis?, hala, venid aquí".
Los niños, casi a la vez responden "jugar". El iluminado, como si nada hubiera oído, repite que vayan hacia él, cerca de un banco.
Al abuelo se le va apagando la sonrisa y empieza a mirar estupefacto a su yerno.
Los niños obedecen. Y el padre les da en la mano dos ipad. Con dos cojones. "Jugad con esto que estáis armando escándalo", suelta el tipo.

A los cinco minutos, la foto era ésta: Un banco con dos niños de 6 y 8 años jugando al ipad, con los ojos pegados a la pantalla, sin hablarse, sin compartir nada, y el abuelo sentado en el mismo banco a medio metro sólo. El padre volvió a la terraza con su mujer e hija del abuelo.
La madre, aún dijo: "ves que bien?, así tranquilitos...". Había una pareja con ellos en la terraza que se quedaron perplejos con la escena. Amigos suyos.

Contemplando todo eso me dio por pensar en varias cosas.
Primero, qué clase de padres son ésos que en vez de promover que sus hijos jueguen utilizando la imaginación, ejercicio, compartir, hacer familia ... prefiere que se peguen como dos gilipollas al ipad. No armaban ningún escándalo. Al contrario. 
Qué clase de hija ignora la felicidad de su padre - el abuelo -, ignora todo lo que dio su padre por ella, y le deja tirado allí como si fuera un perro.
Y por último, pero también importante. Qué clase de amigos - se les veía con mucha relación-  no tienen el valor y los cojones de decirles a los que llaman también sus amigos que hacer eso es una barbaridad. ¿Por que se van a molestar? ¿Por que es duro decirlo? Porque allá ellos? No nos vayamos a meter en cosas donde no nos laman, perdón, llaman.

Pues si decirlo, a cuenta de la felicidad de los niños, del abuelo, del amor entre padre e hija, de educación, de respeto y de que evidentemente hay que cambiar algunas cosas importantes, que hay que abrir los ojos y cambiar, significa que ya no habrá esa amistad. Adelante. La obligación de cualquier amigo es decir las cosas como son, gusten o no y ayudar. 
Y si aún reconociendo los hechos, no se reacciona ni una ni cien veces, esperar a que les entre la fuerza para eliminar el orgullo y la luz para ver lo que han de hacer.

No sé el nombre de los niños. Sé que después de 1 hora en el banco con los ipads, se levantaron ante la llamada de los padres y se alejaron. Los niños sin despegar la mirada de las tablets, los padres iban primero hablando de fulanito y menganito.

A unos 10 metros iba el abuelo. Sólo. 

Vergüenza. 

miércoles, 19 de febrero de 2014

22 consejos para gestionar un restaurante

Después de haber estado en más de 600 restaurantes, bares, tabernas de mucho, medio y poco postín http://11870.com/javierguene uno se queda muchas veces con una sensación de que falta algo. Al final, uno opta por decir las cosas más claras, y no quiero seguir sorprendiéndome porque a uno le traten bien en un restaurante o un camarero haga bien su trabajo. La realidad allá fuera es que nos sorprende.

Si no te gusta la gente, no tienes paciencia, si no sabes que la hostelería es tratar a cientos de personas cada uno de su padre y de su madre, si no sabes que debes tener el espirtu de Job y todo eso con una sonrisa en la cara,  haz una cosa: apaga la luz, echa la persiana y cambia de oficio. Hay un montón para ti. Este no.

Conviene dejar claro que los clientes abonamos una factura para un buen servicio, no nos están haciendo ningún favor, al contrario.

Existen 3 objetivos que debes tener en mente constantemente, siempre, y aunque parezcan evidentes, es igual de evidente que a much@s se les olvida:

1. Que a la gente les guste tu restaurante.
2. Que vuelvan a tu restaurante.
3. Que hablen bien de tu restaurante.

Allá van 22 consejos. Da igual que tipo de bar o restaurante tengas, si de barrio o mil estrellas michelín. Se trata de servicio, de cuidado.

1. Recibe a tus clientes como recibes a la gente de tu casa. Es la primera sensación y debe quedar claro que estás encantado de atenderles en TU casa.

2. Si puedes, deja a tus clientes que elijan la mesa donde sentarse, allí es donde van a comer y cuantas más cosas elijan ellos mismos, menos probabilidad de equivocación tienes. A todos nos gusta elegir los sitios.

3. Música. No pongas la música muy alta. Pero ten siempre música de ambiente. No debe ser demasiado movida y desde luego nunca de radio.

4. No tengas la TV encendida, bajo ningún concepto, a no ser que tu restaurante sea de comidas donde la gente va sola por trabajo. Queremos que tus clientes recuerden tu casa como un lugar donde compartir, y comunicarse.

5. Ten mucho cuidado con los camareros que contratas. Son la cara y ojos de tu casa. Deben de ser gente cordial, discreta y que les guste la gente. Deben entender que los clientes también entran en su casa.

6. Siempre, absolutamente siempre que se sientan en la mesa, y sin preguntar, invítales a una copa de vino. Si es una pareja, ponla de vino blanco, - ellas lo beben mejor- y si son hombres que pidan lo que quieran. Al servirlas, "cortesía de la casa". Queremos que la gente se anime a beber con nosotros, damos, además un detalle a nuestros clientes, y comenzar la comida con buenas sensaciones. Ojo, el vino blanco debe estar bien frío, no de cámara, si no de hielos. Y al menos con 45 minutos de adelanto entre hielos.

7. Cuida el precio del vino. Actualmente se manejan uno márgenes del 100%, eso provoca que el cliente opte por beber menos, no beber, y al final no querer hacer todo lo que le apetecía. Fija un margen de 8-10€ por botella. Para todos, es algo que se hace ya en muchos restaurantes y se nota y mucho en la venta.

8. Las Servilletas. Evita ponerlas de papel. Y si no hay más remedio, hay servilletas y servilletas, no queremos que esté toda la mesa o la barra lleno de kleenex o que la gente esté incómoda.

9. Deja siempre la botella a mano de tus clientes. Si es vino blanco, la cubitera cerquita, y si es tinto o cualquier otra cosa en la mesa. No confundas servicio con dar vergüenza a tus clientes por querer tomar una copa más. A su ritmo. Están en su casa, recuérdalo.

10. Cuando hables de tu carta, intenta dar un mensaje que califique a cada plato. Los clientes no recordamos todos los platos y necesitamos resumen. "sabroso" "elaborado" "excelente materia prima" "recién hecho".

11. Adáptate a cada comensal, a cada mesa. Puede haber parejas enfadadas, románticas, amigos con ganas de charla tranquila... Sé discreto y sonríe.

12. Las ensaladas. No hay que sacarlas en plan exposición y si lo haces, sácalas en un plato o bandeja amplia para poder revolverla. Una ensalada mal aliñada no vale la pena. Deja siempre los condimentos a mano.

13. Ojito con pedidos como "la carne muy poco hecha" o "muy hecha". Escucha bien a tus clientes y dales exactamente lo que piden. Si te confundes, lo arreglas tú.

14. Atento a las pistas que te dejen tus clientes en tu casa. Un plato a medio comer, tiene muchas probabilidades de que no haya gustado. Pregunta el porqué y propón una solución a tu cuenta.

15. Siempre, absolutamente siempre ofrece en tu carta la posibilidad de medias raciones, en todos los platos que puedas. Vas a vender más y la sensación es que es más barato, y comen más variado.

16. Si por alguna razón, la salida de un plato se retrasa más de lo debido, ofrece una compensación. Un copa, o un pintxo. Un buen detalle hablará bien de ti y de tu casa. Siempre.

17. Cuida las valoraciones y opiniones que hacen de tu casa en internet. No se puede contentar a todos, pero sí responder, tomar nota, que el cliente se sienta escuchado y darle solución.

18. El trato a los buenos clientes: exquisito. Y con eso no me refiero a dar un abrazo al llegar o mostrarse mucho más "de casa". Mójate. Todavía más si ha traído referencias. Porqué no invitar a cenar , o al postre, o a la bebida?

19. Evalua siempre tu trabajo. Al final de la comida y con la cuenta entregada - sé valiente- puedes darles a tus clientes un pequeño cuestionario de su estancia en tu casa. Revísalas cada semana. A la gente les cuesta decir la verdad cuando se les pregunta a la cara.

20. Los niños. Es estupendo que haya niños en el bar, en la sala, y que montén cierto alboroto, pero has de vigilar que no haya niños que molesten a los demás clientes. Hay, como sabes, ciertos padres muy permisivos. Hay que decírselo educadamente. Puedes perder muchos clientes por eso.

21. Si tienes terraza, aprovecha siempre e invita a que tomen el café o la copa o lo que sea allí. Cambiar de ambiente le gusta a la gente, y no debes olvidar a los fumadores.

22. La despedida del cliente. Un momento importante, al fin y al cabo, como con los postres es la última sensación que se queda. Dedícale a ello 2-3 minutos, y el concepto debe ser: "esta es vuestra casa".

Pondría muchos más, pero falta tiempo, amigos.

Cuidad vuestra casa. Al fin y al cabo, nos cobráis por estar en ella!

Con cariño. :-)


jueves, 13 de febrero de 2014

Enjoy!

Pruébalo. Coges el mapa. Cierras los ojos de verdad. Y tu dedo te lleva. Hazlo de noche. Sal al amanecer. Date el gustazo de ver amanecer en la carretera.

Reserva una buena habitación de hotel rural para 4 días, de esos que tienen encanto, mejor antiguos, para vivir la historia, y poder tocar piedras suelos y contemplar techos que vieron y vivieron muchos más antes que tú, hace cientos de años.

Da igual el tiempo. Pero seguro que tienes suerte, como yo y puedes perderte.
Me encanta la gente de los pueblos. Mayores y no tan mayores. Escuchar sus historias, las de antaño y también las nuevas. Tienen una nobleza y generosidad especial, mayores y pequeños. Saben que esto de la vida va de compartir, de ayudarse, de estar, de amistad.
Deja el puñetero móvil. Comprueba sólo lo justo. Deja la mierda del washapp y obvia los 114 mensajes de 27 conversaciones que tienes. Con quien quieras hablar, llama.

Allá andábamos varias personas con la misma idea - no nos conocíamos-. Es increíble la cantidad de gente que decide lo mismo que tú, que piensa en parar. Relax. Tranquilidad. Reir. Y el fuego.
Es sencillo hablar y disfrutar cuando lo que une es la idea real de que la vida es otra cosa. Es gustito. Y si vienen mal dadas, echarle huevos y convicción.
Mirar estrellas durante mucho, mucho tiempo. No hace falta hablar, o sí, lo que quieres es hacer un alto en el camino.
Deja la música, lo único que hace es impedir pensar en lo que toca. Que lo que escuches sea a ti y las historias para aprender, dar consejo, y recibirlo.

Volver al día a día es un placer. Esto lo haces precisamente para eso, para seguir disfrutando de tu familia, de tu trabajo, de todo cuanto te rodea y cogerlo con aún más potencia. 

Allí no queda nada, lo llevas contigo. La experiencia y las nuevas amistades son tuyas y suyas, la sonrisa quedará eterna. 

Este minuto no vuelve! Enjoy!

viernes, 7 de febrero de 2014

Si yo pudiera...

Escuchando la canción bonfire hearts, de un tipo genial que acabo de descubrir - James Blunt - o al menos no sabía que era él,  en uno de los muchos viajes Valencia - resto del mundo, pensaba en la letra de esa canción.

Dice un montón de cosas. Pero habla también de la cantidad de gente que quiere una llama, pero no quiere quemarse y luchar por ello, y los cientos de personas que pasan frías por tu vida sin mirar a los ojos.

Cuanta gente desea cosas, pero realmente no está dispuesta a dar lo que debe dar por conseguirlo, cuantas personas mienten - se les nota cuando la única salida es el enfado - y pasan por la vida, cada lunes, martes y miércoles con un eslogan interior "otro día más".
Nervios, insomnio, sensibilidad, el mundo, hay un complot contra ellos. Es acojonante. La culpa es del mundo.
Cierto, tienes razón. El universo se ha alineado, lleva 180 millones de años esperándote y  se ha unido con un único propósito, el de joderte la vida, el de que te mires al espejo y no te reconozcas por reacciones, ni por, en el fondo, tu interior.
No, no tienes la culpa por no haberlo intentado, eso son chorradas, ve a un monte y grita, échale la culpa a la Luna, o a Dios.
La vida es esto. Caer y levantarse. Lo primero, está permitido, lo segundo es obligatorio. Deja de hacer estupideces, enfréntate a la vida, que sólo hay una y disfruta con orgullo de quien eres. Y si hay que cambiar, amig@ mi@, se cambia. Que de eso se trata. De ser valientes y vestirse por los pies. Sin mentir. Dando. Ganando cosas cada día.

Hay que mirar a los ojos. Pero de verdad. Agachar la cabeza y llorar si hace falta, reaccionar, y querer sentir cada día, o el día menos pensado, aunque estés con multitudes de personas a tu alrededor, sentirás la soledad más terrible, y ni siquiera podrás mirarte a los ojos, ni quizá a los que quieres o quisiste, precisamente porque no fuiste tú, la mejor versión de ti.

Mirar a los ojos, no es mantener la mirada, es abrir el corazón. Dejarte la vida en ello, en ti, por los tuyos y tú.

Si tienes la suerte de contar con alguien que aún sabiendo todas las miserias, ofrece hombro y vida, sólo tienes que ir a un espejo y hacerte la pregunta adecuada. 

Hay un montón de cosas ahí fuera que merece la pena disfrutar, saborear con una sonrisa gigante, de ésas que comen el mundo, y acostarte sabiendo que eres un poquito mejor, y un poco más feliz, y que mañana, en cada minuto, podrás decir a ese universo, que sí, que eres tú, y que prepare la estrella más bonita del mundo, porque cada noche viajarás allí.

" Caer está permitido, levantarse, es obligatorio ".