jueves, 3 de enero de 2013

Aquel 2012

Desde el camarote, he visto, tocado, vivido y sentido un año 2012 realmente especial.

Abajo, en la bodega, a popa y proa, a babor y a estribor se pueden tocar, sentir todavía miles de experiencias que hacen de éste un Capitán mejor hoy.

Escribo hoy por la noche, acompañado del susurro del viento, y escuchando voces melódicas que me recuerdan quienes fuimos hace algunos años y todo lo que los ojos de unos niñ@s pueden ver, que en ocasiones, es mucho más, de lo que ven los viejos marineros.

La brava mar, ésta de la vida, no se llama así por casualidad. Se ganó su nombre a lo largo de la Historia, de almas que dejaron esto y que también recuerdo, de amig@s que hoy siguen ahí y que me cuentan historias, cruzadas, guerras y abordajes, algunos buenos y otros no tanto.

Nadie debe guiar ni gobernar su navío sólo, estar en posesión de la verdad infinita es la mentira más grande. Soy un marinero con suerte. Viajo acompañado de almas grandes, corazones generosos, de ésos que uno se queda disfrutando de la suave brisa del mar, bañado por el sol y puede sonreír desde dentro todo lo que le dan y aportan.
He viajado y vivido cientos de puertos, he ganado y perdido, por eso, sé bien hoy - y agradezco a Dios- todo lo que me rodea.

Al cabo, uno se da cuenta que los ducados y de cuantos cañones sea tu navío apenas tiene importancia, que lo que vale son tus galones, los ganados desde el respeto, la confianza, el amor, y la amistad,  que no hay mayor orgullo que ver ondear tu bandera plena, cruzando y surcando mundo y vida para poder aportar y gritar que si quieres, puedes, que si luchas bien, ganas siempre, aunque sea experiencia para compartirla.

No hay puertos a la vista, sólo disfrutar y sacar jugo del camino, guardar en barriles, alforjas y pertrechos lo que un día, cuando estemos a punto de dejar este mundo increíble, agarrados de la mano de nuestros seres amados, acompañados de quienes se jugaron la vida con nosotros, echemos la vista atrás y esbozando una sonrisa, digamos, fui yo, y lo hice bien.

Llegan misivas, noticias de amistades a quienes este año que hemos navegado no les ha ayudado mucho, a ell@s, también me gustaría dedicar unas letras y que cerraran los ojos. Cerrar los ojos para abrir el alma y sentir quienes son. Son leones. Son nobles y a ell@s les espera la gloria. La gloria es para los luchadores.

Ha habido reencuentros geniales, de gente que uno quiere tener siempre, uniones, silencios que hacen que todo sea mucho más leal, alegre y poder decir, por ser cierto, que la vida es un sueño que tenemos la suerte de vivir.

En el horizonte, el 2013, un año que promete ser intenso, y genial. Todo lo genial que logremos hacer que sea. Espero poder seguir compartiendo páginas de este Diario de a Bordo llenas de experiencia y sobre todo, vida, mucha vida.

Aquí os dejo, tocan ya a cenar, voy allá pues, al cuarto de banderas, a vestir traje de gala y lucir galones que, quienes me acompañan en el viaje, han tenido a bien otorgarme. Sea por ellos, pues, todo lo que nos queda por vivir.

No me perdería ni un minuto de ellos, nunca.


9 comentarios:

  1. Jamás y digo jamás... dejare de disfrutar de tu lectura, y mucho menos de ti... gracias de todo corazón.

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  2. El anónimo soy yo... Michel, es que no se por que no ha identificado mi cuenta... ;-)

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    1. No digas nunca jamás... ;-) gracias a ti, Michel. Suele pasar lo de identificación de cuenta, al final, nos perdemos en la tecnología y hay que decir las cosas dos veces.
      un fuerte abrazo, lobo.

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  3. Ni yo de ti, grandullón. Tendrás un 2013... espectacular, como dices tú siempre. :) sacos de besos!

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  4. porque los amigos siempre te tenemos, Güene! un abrazo

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  5. Veo que estás feliz, Javier. Me pone feliz saber de ti. Muchísimos besos.

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    1. Muchas gracias Cristina. Dale fuerte al 2013! un abrazo

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