Hay pocas cosas mejores que reírse, reír tanto que duela la tripa.
Incluso reírse del mundo.
Hay amigos que aparecen y desaparecen, o - desaparecemos- como el Guadiana. Pero están ahí. De repente, te juntas, y tienes la sensación clara, cristalina, de que aunque haya pasado algo de tiempo, en realidad no ha pasado nada. Siguen igual, con los hombros apoyados, abrazos generosos... amistad.
Ser amigo implica lealtad. La lealtad no es jugar a interesarse, o creer que se tiene la confianza como para perder los papeles. Lealtad es respeto, y saber quien es tu amig@.
A lo largo de mi vida, -como en la de todos- pasa mucha gente, y uno tiene, elige a quien quiere tener cerquita. Dicen que nunca es tarde. Y es verdad. Y nos podemos equivocar, para bien, y para mal.
No suelo ser desconfiado, al revés, creo en la gente, y doy oportunidades, igual que me las dan a mí. También es cierto que todo tiene un límite, y hay cosas que no tocan, y si además no se dan cuenta - cada día veo más gente irreflexiva- les abro una puerta enorme de despedida y cierre.
Pero quedan los buenos. Los geniales. Esos con los que puedes hablar de todo, escuchar, jugar, y seguir haciendo planes juntos.
Es emocionante. Es emocionante que después de tantos años, siga habiendo tantas personas que quieran compartir contigo camino y vida.
Recuerdo también a gente que pasó, y que por mil circunstancias, nos alejamos, l@s recuerdo mucho más de los que ell@s creen.
Todo el mundo te enseña algo. Hasta lo que no quieres, que también es importante.
Con treinta y siete primaveras, uno sigue eligiendo, descartando gente que parecía y no era, o que no parecía y era, y es genial poder coger el móvil, a la hora que sea, el día que sea y decir de verdad, amigo mío.
Al final también te darás cuenta de que los que valen son los de siempre. Que a medida que nos hacemos mayores, hay miles de intereses y gente que en realidad está sola y quiere ocupar su tiempo.
Cuida de los tuyos, abraza fuerte, haz por quedar, y ríe, cree en ellos, y creerán en ti, dí la verdad, verás generosidad, y volverás a casa con una sonrisa genial y el orgullo de haber cuidado algo que quieres.
Be good, my friend!!
jueves, 18 de abril de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
Cosas de la calle
Suceden. Ocurren. Acontecen. Pasan.
Cerquita tuyo. Y mío.
Hace tres días, en pleno centro de Zaragoza. Paseo Independencia, para más señas.
Aquella chica lloraba, con el teléfono en la mano. Desconsolada, la cara roja de llevar rato llorando, unos treinta años, guapa, presumida.
No quería mirar a nadie, no quería que nadie la viera, pero era obvio, sabía que todo el mundo la miraba.
Le veía venir desde unos 15 metros. No la conozco de nada.
Lo cierto es que cuando faltaban dos o tres metros para cruzarnos, me miró. A la cara. Directa y clara durante unos segundos. Suficientes.
Triste. Jodida. Con el kleenex arrugado en la otra mano.
Pasó de largo. Pero su mirada, su gesto, dijo mucho más. Miró porque quería decir, gritar, que aquello por lo que lloraba, era tan importante como para pasearse por el meollo de Zaragoza, encontrarse a quien fuera, y que le vieran llorar. Le daba igual. Valía la pena. Es una mujer valiente.
Por supuesto pensé en qué le sucedía. No sé por qué lo asocié rápido al amor. Hice cábalas como hacemos todos cuando vemos por la calle cosas extrañas o sorprendentes.
Me di cuenta de que eso daba igual. Eso era lo de menos.
Lo de más era el coraje, el valor de expresar lo que uno siente. De ponerse el mundo por montera cuando lo importante es el corazón.
Esa chica con la cara roja, los ojos llenos de lágrimas, la expresión jodida y triste, es en realidad, un homenaje al valor de ser uno mismo, lejos de paripés y gilipolleces varias en las que andamos en este mundo. Lejos del qué dirán, y muy cerca de ser uno mismo.
Va por ella, pues, estoy seguro que aquellas lágrimas, más pronto que tarde, se convertirán en una sonrisa preciosa, y devolverle al mundo eso, la mayor de las alegrías diciendo: "fui yo".
Cerquita tuyo. Y mío.
Hace tres días, en pleno centro de Zaragoza. Paseo Independencia, para más señas.
Aquella chica lloraba, con el teléfono en la mano. Desconsolada, la cara roja de llevar rato llorando, unos treinta años, guapa, presumida.
No quería mirar a nadie, no quería que nadie la viera, pero era obvio, sabía que todo el mundo la miraba.
Le veía venir desde unos 15 metros. No la conozco de nada.
Lo cierto es que cuando faltaban dos o tres metros para cruzarnos, me miró. A la cara. Directa y clara durante unos segundos. Suficientes.
Triste. Jodida. Con el kleenex arrugado en la otra mano.
Pasó de largo. Pero su mirada, su gesto, dijo mucho más. Miró porque quería decir, gritar, que aquello por lo que lloraba, era tan importante como para pasearse por el meollo de Zaragoza, encontrarse a quien fuera, y que le vieran llorar. Le daba igual. Valía la pena. Es una mujer valiente.
Por supuesto pensé en qué le sucedía. No sé por qué lo asocié rápido al amor. Hice cábalas como hacemos todos cuando vemos por la calle cosas extrañas o sorprendentes.
Me di cuenta de que eso daba igual. Eso era lo de menos.
Lo de más era el coraje, el valor de expresar lo que uno siente. De ponerse el mundo por montera cuando lo importante es el corazón.
Esa chica con la cara roja, los ojos llenos de lágrimas, la expresión jodida y triste, es en realidad, un homenaje al valor de ser uno mismo, lejos de paripés y gilipolleces varias en las que andamos en este mundo. Lejos del qué dirán, y muy cerca de ser uno mismo.
Va por ella, pues, estoy seguro que aquellas lágrimas, más pronto que tarde, se convertirán en una sonrisa preciosa, y devolverle al mundo eso, la mayor de las alegrías diciendo: "fui yo".
martes, 2 de abril de 2013
¿Y si fueras...?
Quién no ha jugado a aquello de "¿y si fueras...?" Me pasó hace poquito, con unos chavales que no conozco, les vi jugando, y me dio que pensar...
He escuchado muchas veces - jugando a y si fueras...- hablar de delfines, pájaros - un águila, dicen- o caballos. Casi todos son baluartes de la libertad. Todo el mundo quiere eso en el fondo. Libertad. Jóvenes y mayores.
¿Libertad para qué?. ¿Hoy no eres libre?.
Para gritar. Para ir y no volver. Para ver. Para no tener una obligación. Para reír... Eso suelen decir.
La verdad es que el destino, en el que estés hoy, lo has elegido tú. Lo elegimos cada día. Lo único que no elegiste fue a tu familia. A tus padres y hermanos. No sé por qué la gente piensa que hace años que lo eligió, y cree que ahora no son más que esclavos de aquellas decisiones. No es cierto. Lo eliges hoy. Ahora.
De hecho, ahora mismo, mientras lees esto, has elegido hacerlo, has elegido este momento, en el lugar que estés, igual que elegiste a tus amigos, a tu pareja o tus estudios.
No me hables de excusas. No me digas que fuiste muy joven e inconsciente para elegir algunas cosas. Hoy no lo eres, y has seguido eligiendo eso. No, tampoco me hables de que ya es tarde. Me da igual la edad que tengas.
Tu libertad es ahora.
Lo cierto es que la vida son decisiones. Pequeñas y grandes. Una decisión conlleva acción. Siempre. Porque si no lo haces, si no tomas una decisión, si no optas por algo, tus sueños, tus sentimientos, se quedarán en eso. En pompas de jabón que acompañan una vida que, te recuerdo, sólo se vive una vez.
A veces se pierde, amigo mío. Sí. Pero sólo si decides.
Puedes dejarte llevar. Cierto. Y entonces perderás siempre.
Da igual cuanto tiempo quieras hacerlo. Cuanto intentes aguantar la careta y la mentira. De ti mismo no te puedes escapar. Nunca.
Sigo soñando, sigo queriendo sentir de verdad, y en eso, sí quiero seguir siendo un Loco Capitán, el día que no luche por mis sueños, que no tome decisiones, y no arriesgue, no seré yo.
Para ganar hace falta eso.
No dejes que suceda lo contrario. Es tu libertad.
Te propongo un juego :)
¿Y si fueras tú?
He escuchado muchas veces - jugando a y si fueras...- hablar de delfines, pájaros - un águila, dicen- o caballos. Casi todos son baluartes de la libertad. Todo el mundo quiere eso en el fondo. Libertad. Jóvenes y mayores.
¿Libertad para qué?. ¿Hoy no eres libre?.
Para gritar. Para ir y no volver. Para ver. Para no tener una obligación. Para reír... Eso suelen decir.
La verdad es que el destino, en el que estés hoy, lo has elegido tú. Lo elegimos cada día. Lo único que no elegiste fue a tu familia. A tus padres y hermanos. No sé por qué la gente piensa que hace años que lo eligió, y cree que ahora no son más que esclavos de aquellas decisiones. No es cierto. Lo eliges hoy. Ahora.
De hecho, ahora mismo, mientras lees esto, has elegido hacerlo, has elegido este momento, en el lugar que estés, igual que elegiste a tus amigos, a tu pareja o tus estudios.
No me hables de excusas. No me digas que fuiste muy joven e inconsciente para elegir algunas cosas. Hoy no lo eres, y has seguido eligiendo eso. No, tampoco me hables de que ya es tarde. Me da igual la edad que tengas.
Tu libertad es ahora.
Lo cierto es que la vida son decisiones. Pequeñas y grandes. Una decisión conlleva acción. Siempre. Porque si no lo haces, si no tomas una decisión, si no optas por algo, tus sueños, tus sentimientos, se quedarán en eso. En pompas de jabón que acompañan una vida que, te recuerdo, sólo se vive una vez.
A veces se pierde, amigo mío. Sí. Pero sólo si decides.
Puedes dejarte llevar. Cierto. Y entonces perderás siempre.
Da igual cuanto tiempo quieras hacerlo. Cuanto intentes aguantar la careta y la mentira. De ti mismo no te puedes escapar. Nunca.
Sigo soñando, sigo queriendo sentir de verdad, y en eso, sí quiero seguir siendo un Loco Capitán, el día que no luche por mis sueños, que no tome decisiones, y no arriesgue, no seré yo.
Para ganar hace falta eso.
No dejes que suceda lo contrario. Es tu libertad.
Te propongo un juego :)
¿Y si fueras tú?
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