martes, 30 de diciembre de 2014

Agur, 2014

Estos días, viendo el mar de la ciudad que me tiene enamorado, allá donde las olas rompen y ese color verde de invierno genial te invitan a pensar en la fuerza que tiene la madre, la madre naturaleza, me venían a la cabeza como si fuera una peli pasada a gran velocidad todo lo que ha sucedido este año, que es mucho. 

Nunca sabemos lo que nos depara cada nuevo año, eso es cierto, pero hay cosas que son difícilmente imaginables. 
Marcado, evidentemente por la muerte de mi madre, este 2014 ha sido un año donde se han puesto el punto final a un montón de cosas y se comienzan también libros en blanco, geniales, donde la historia la escribo, la vivo, cada día.
Cambié de ciudad, de empresa, compañer@s, rutinas, lugares... cambio de vida. 
Recuerdo durante buena parte del año volar a Zaragoza para ver a mi madre en el hospital, vivo la sensación ahora del recuerdo constante a ella durante esos viajes, de las cientos de charlas por teléfono, su washapp de todas las mañanas con mil corazones y besos que guardo y guardaré toda mi vida. 
Recuerdo a mi aita. Siempre allí, fuerte, potencia y cariño, para lo que haga falta, como hoy. 
A veces, tengo la sensación de que ha pasado una vida de todo esto y realmente aún no ha terminado el año. Deben ser la cantidad de horas dedicadas a la reflexión, el dolor, y las noches en vela pensando que se nos ha ido el alma de la casa. 
No hay consuelo, es cierto. 
De cualquier modo, soy un hombre con suerte. La suerte de mis amigos y de personas que tengo bien cerquita que le hacen a uno grandullón, hombros amigos y abrazos sinceros, amor y cariño que te llevan al calor y a estar agustito. Ell@s, me suman. 

Hermanos que hacen piña, apretamos dientes y conversaciones infinitas, besos de herman@s que se quieren, y que, realmente, es un homenaje a ellos, a mis padres que hicieron lo que hicieron, y lo hicieron bien. Para mi, tener a Iñigo y a Maider sólo significa orgullo, geniales, ejemplos vivos.

Ahora viene el 15. Sólo le pido salud para los míos. 
De lo demás, me ocupo yo. 

Espero, de vez en cuando, aquí, contigo, poder contarte algunas de las cosas que vivo, poder compartir reflexiones y momentos especiales.

Las otras cosas, quedan entre la vida y yo. 
Feliz 2015!



sábado, 20 de diciembre de 2014

Nunca

Se acerca. La escucho, la veo ahora cada día en la decoración de las calles, de los escaparates, del ambiente, del oir a compañeros, a los amig@s hablar de la compra de regalos, de cenas, comidas y menús... Ya está aquí la Navidad.

Cuando uno vive lo que vivo, la Navidad, los regalos, la familia y todo esto que antes sentía y me encantaba, ahora se vuelve una época que lo único que quieres es que pase. Y que lo haga rápido, por favor. No es que esté asqueado o que ahora odie esta época, no es eso, es que simplemente me falta un trozo enorme del corazón.

No hay Feliz Navidad. Hay echar de menos, mucho. Hay miles de momentos que recuerdas vividos, que por un momento te hacen sonreír precisamente por lo feliz que fuiste, pero que, en nada se convierte en un "nunca más".

Llevo pensando en esto del "nunca" unos cuantos días. 
Es una palabra que utilizamos mucho, y a menudo demasiado fácil y sin pararnos a pensar en lo que realmente significa. 
Yo, por primera vez en mi vida, me he dado cuenta de la profundidad, del verdadero significado, de lo que implica y lo que uno siente cuando la palabra nunca es verdad. 
Es un guantazo a la vida. Nunca, significa que hasta el infinito, hasta que no haya nada de ti, jamás volverás a sentir el abrazo de tu madre, el amor bestial e incondicional que sólo una madre puede dar, las charlas y las risas, las emociones y los sueños compartidos con ella. Nunca, no es más tarde, ni después, ni dentro del 20 años, ni ya veremos... Nunca, es nunca. 

Es cierto que hay un montón de motivos por los que uno debe alegrarse, disfrutar - y lo hago-, sigo queriendo exprimir cada minuto porque no vuelven, y eso también es nunca, pero hay días realmente complicados. Fechas más difíciles. 

A ti, que ojalá puedas disfrutar de toda la familia completa, déjame que te de un consejo: aprovéchalo a tope. Da de ti todo lo bueno que puedes dar, alegra esa cara, sonríe, haz que se rían, graba en tu memoria cada instante, guarda los pequeños detalles, los susurros y los te quieros en tu corazón para siempre, dilo ahora, y vive sin dejar nada en un tintero, que no sabes cuando va a terminar.

La Navidad es para los niños, dicen. Pues eso somos hasta que de aquí nos vamos. 

Las arrugas sólo nos hacen niños mayores, porque, al fin y al cabo, te sigues preguntando y deseando lo mismo que cuando eras un enano. Antes creías en los Reyes Magos, ahora crees en las buenas personas, lo que antes eran regalos, hoy también lo son, pero los quieres en sonrisas, caricias, hombros y sorpresas tontas. 

Os deseo una gran y Feliz Navidad a tod@s.