Jóvenes de todo el mundo juntos por una creencia, un ideal y una forma de vida.
Pararse a pensar la cantidad de sacrificios que han tenido que hacer para llegar allá le llena a uno de una sonrisa especial.
No está muy de moda esto de la Fe y la Iglesia, y sin embargo, ahí están gritando de verdad al mundo en lo que creen y en todo lo que son capaces.Más allá de ser creyente o no - que lo soy -, es alucinante que tantas personas sientan la necesidad de compartir algo tan íntimo y que desde las más recónditas aldeas hasta las ciudades más grandes hayan encontrando una mano enorme que les guía y ayuda.
Me pregunto también por los que quisieron unirse y no han podido, esa envidia sana que queda al ver partir a alguien que sabes todo lo que va a ganar en vida: crecer, sentir, compartir.
En realidad, sólo hay una bandera, la de que querer sentir juntos. Silencios que llenan, canciones que embriagan y el hombro amigo.
Dios debe estar esbozando una gran sonrisa allá arriba.
Grandes Héroes, Conquistadores, ya se han ganado el Honor con mayúsculas.
Un día, echarán la vista atrás y podrán decir que son quienes son por miles de cosas como ésta.
Nosotros, mientras; podríamos darles las gracias por una lección espectacular, por hacernos pensar, y darnos cuenta que la coherencia, la lucha por lo que crees y compartirlo mientras creces es una gran manera de vivir.
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