Hoy llaman emprendedores a todas esos jóvenes o no tan jóvenes que deciden darle vida a una idea empresarial.
La realidad es que la mejor empresa es uno mismo.
La conoces perfectamente, son tus virtudes y tus mejorables, conoces la capacidad de gestión y la puedes poner a prueba cada día, conoces tu ambición y tus sueños, eres el Director de un recurso humano increíble que sí sabe bien todo lo que desea y hasta donde quiere llegar, Presidente desde que naciste y Director General ejecutivo de una empresa que durará muchos, muchos años en esto de la vida.
Emprender es ver un reto diario, una meta cada día, aprender a ser mejor, estés donde estés, trabajes donde trabajes y vivas donde vivas.
Emprender es analizar todo lo que uno puede dar, desde el sitio que ocupas e innovar, no conformarte con lo que hay, emprender es buscar como mejorar tu mundo.
Los telediarios, documentales y periódicos nos hablan de grandes emprendedores empresariales, balances económicos, beneficios y empleos generados, - chapeau-, pero... ¿y los que cayeron? Y los que cayeron pero en realidad aprendieron y emprendieron la gran aventura de la vida; conocerse más, lección diaria, caer y levantarse... con los amigos, con la familia, sus hijos...
A veces nos dejamos llevar por miles de letras, voces e imágenes que nos hablan de excelencia de los demás, y pensamos sólo en nuestros límites, cuando en realidad tenemos mil sitios donde emprender, luchar y divertirnos cada día.
Emprendedores sociales que escuchan y se escuchan el latido de un corazón que se acelera por los pequeños grandes detalles, que saborean y paladean todo esto mientras su cara esboza una gran sonrisa por todo lo conseguido, orgullo de emprendedor.
Es alucinante y genial levantarse por la mañana queriendo sacar lo mejor de una empresa, una Gran Compañía, una Multinacional sin límites que eres tú.
El mejor emprendedor del mundo.
viernes, 28 de octubre de 2011
lunes, 24 de octubre de 2011
Ya puedes volver...
Amigo mío.
ETA ha anunciado el cese definitivo de su "lucha armada".
Ahora podrás volver a tu tierra, a Donosti, y ver esta Concha maravillosa. Ahora, de nuevo, quedarás con tu cuadrilla para ir de poteo y cantar al mundo bilbainadas.
Incluso podrás coger de la mano a Itzaskun, y a tus dos niños para ir a ver el aquarium y el amarre de los barcos como hacías antes. Pasear y disfrutar.
Sentir el olor a mar y a tu tierra, a caseras en el mercadillo y el pan de Otaegui, tocar la arena y empuñarla para que no se te escape de nuevo.
Cerrar los ojos, volver a abrirlos, y ver que es verdad, estás aquí, sueño vivo con los tuyos en tu querida tierra.
Sólo vosotros podéis saber lo que uno pierde, los miles de detalles que añoras y que os han hecho llorar tantas noches.
Te imagino con los niños sentados en tus rodillas, Aitor y Nerea, y poder contarles la verdad, decirles que os echaron, que no os dejaban vivir aquí por tus principios, que en esta vida hay que pagar por sentir, que el idioma y la lengua eran suyos, y victoria o muerte, conmigo o contra mí era mucho más que tan sólo unas palabras. Hay miles de testigos, podrían, si aún vivieran, preguntárselo a las 900 personas asesinadas o a los miles de heridos, o a las miles de familias exiliadas como la vuestra.
No habrá nadie detrás tuyo, salvo la familia, y los amigos que aún te hayan dejado conservar los años y la dichosa política. Podrás hablar de ello en bares sin miedo, compartir ideas y experiencias sin que tengas que temblar por quien te escuche.
Cuando casi todo el mundo habla de política con mayúsculas, me quedo con el sentimiento, el desgarro de cuando os llevaron lejos, las lágrimas, los abrazos y las quedadas clandestinas. Que no olvide el mundo que por muchos de los que estáis fuera, hoy, los que están aquí, viven y vivirán en paz. No hay borrón y cuenta nueva cuando hablamos de vidas, de ilusiones y de sueños.
Pagastéis demasiado caro vuestra coherencia, vuestro grito de libertad para sentarnos ahora a negociar con nadie.
Yo, amigo mío, aquí te espero, en el Néstor, con dos zuritos y la tortilla que tanto te gustaba. Tantas cosas que contarte....
Sois héroes de nuestro tiempo, verdaderos abanderados de la verdad, de la lucha bien entendida.
No sé que dirán los libros de una Historia que la hacen a medida, si sé lo que diré a los míos, a todos los que pueda, les contaré quienes fuisteis, y todo lo que hicisteis porque en el mundo, hubiera paz y libertad de verdad.
Ezkerrik - asko.
Aupa! Oberena!
ETA ha anunciado el cese definitivo de su "lucha armada".
Ahora podrás volver a tu tierra, a Donosti, y ver esta Concha maravillosa. Ahora, de nuevo, quedarás con tu cuadrilla para ir de poteo y cantar al mundo bilbainadas.
Incluso podrás coger de la mano a Itzaskun, y a tus dos niños para ir a ver el aquarium y el amarre de los barcos como hacías antes. Pasear y disfrutar.
Sentir el olor a mar y a tu tierra, a caseras en el mercadillo y el pan de Otaegui, tocar la arena y empuñarla para que no se te escape de nuevo.
Cerrar los ojos, volver a abrirlos, y ver que es verdad, estás aquí, sueño vivo con los tuyos en tu querida tierra.
Sólo vosotros podéis saber lo que uno pierde, los miles de detalles que añoras y que os han hecho llorar tantas noches.
Te imagino con los niños sentados en tus rodillas, Aitor y Nerea, y poder contarles la verdad, decirles que os echaron, que no os dejaban vivir aquí por tus principios, que en esta vida hay que pagar por sentir, que el idioma y la lengua eran suyos, y victoria o muerte, conmigo o contra mí era mucho más que tan sólo unas palabras. Hay miles de testigos, podrían, si aún vivieran, preguntárselo a las 900 personas asesinadas o a los miles de heridos, o a las miles de familias exiliadas como la vuestra.
No habrá nadie detrás tuyo, salvo la familia, y los amigos que aún te hayan dejado conservar los años y la dichosa política. Podrás hablar de ello en bares sin miedo, compartir ideas y experiencias sin que tengas que temblar por quien te escuche.
Cuando casi todo el mundo habla de política con mayúsculas, me quedo con el sentimiento, el desgarro de cuando os llevaron lejos, las lágrimas, los abrazos y las quedadas clandestinas. Que no olvide el mundo que por muchos de los que estáis fuera, hoy, los que están aquí, viven y vivirán en paz. No hay borrón y cuenta nueva cuando hablamos de vidas, de ilusiones y de sueños.
Pagastéis demasiado caro vuestra coherencia, vuestro grito de libertad para sentarnos ahora a negociar con nadie.
Yo, amigo mío, aquí te espero, en el Néstor, con dos zuritos y la tortilla que tanto te gustaba. Tantas cosas que contarte....
Sois héroes de nuestro tiempo, verdaderos abanderados de la verdad, de la lucha bien entendida.
No sé que dirán los libros de una Historia que la hacen a medida, si sé lo que diré a los míos, a todos los que pueda, les contaré quienes fuisteis, y todo lo que hicisteis porque en el mundo, hubiera paz y libertad de verdad.
Ezkerrik - asko.
Aupa! Oberena!
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viernes, 14 de octubre de 2011
Compartir piso...
Vivir juntos. Convivir.
Recuerdo a un amigo que cuando hablaba de ello, hablaba de compartir piso, por aquello de no querer dar tanta seriedad y tenía ese miedo que se riega con lo que uno oye de parejas y matrimonios.
La verdad es que mi amigo, cuando hablaba de compartir, decía bien. Le faltaba la palabra VIDA detrás.
Es espectacular despertar a la vera de quien amas, es brutal sentir cada instante estando cerca o lejos y dedicarlo a ellas.
Levantarte y escuchar una vocecita de una enana brutal que quiere jugar, sonreír, aprender y soñar despierta. Aprender con ella que la vida es tan seria que hay que reírse y saborear.
En esta brava mar que llamamos vida, donde abordajes, piratas y zombis están en cada puerto, la ilusión, las ganas de dar todo lo que uno puede dar, de compartir la plenitud con los tuyos, con los amigos, no tiene precio. Uno ha venido aquí a paladear, a quedarse con una sonrisa, con un abrazo, con el silencio cómplice de un guiño y cerrar los ojos sabiendo que estás despierto viviendo todo eso con las personas que quieres.
La grandeza de sentirse pleno y feliz es también poder compartirla con los tuyos, tener libertad y saber que los que nos rodean son verdaderamente más felices cuando nos ven con esa sonrisa increíble.
Después de 36 años, siete mares, miles de puertos, toca bajar a ese cuarto de banderas, vestir galones en traje de gala, y alzar la copa de buen ron brindando por lo mucho que nos queda por vivir.
Un placer. Placer de vivir.
Recuerdo a un amigo que cuando hablaba de ello, hablaba de compartir piso, por aquello de no querer dar tanta seriedad y tenía ese miedo que se riega con lo que uno oye de parejas y matrimonios.
La verdad es que mi amigo, cuando hablaba de compartir, decía bien. Le faltaba la palabra VIDA detrás.
Es espectacular despertar a la vera de quien amas, es brutal sentir cada instante estando cerca o lejos y dedicarlo a ellas.
Levantarte y escuchar una vocecita de una enana brutal que quiere jugar, sonreír, aprender y soñar despierta. Aprender con ella que la vida es tan seria que hay que reírse y saborear.
En esta brava mar que llamamos vida, donde abordajes, piratas y zombis están en cada puerto, la ilusión, las ganas de dar todo lo que uno puede dar, de compartir la plenitud con los tuyos, con los amigos, no tiene precio. Uno ha venido aquí a paladear, a quedarse con una sonrisa, con un abrazo, con el silencio cómplice de un guiño y cerrar los ojos sabiendo que estás despierto viviendo todo eso con las personas que quieres.
La grandeza de sentirse pleno y feliz es también poder compartirla con los tuyos, tener libertad y saber que los que nos rodean son verdaderamente más felices cuando nos ven con esa sonrisa increíble.
Después de 36 años, siete mares, miles de puertos, toca bajar a ese cuarto de banderas, vestir galones en traje de gala, y alzar la copa de buen ron brindando por lo mucho que nos queda por vivir.
Un placer. Placer de vivir.
martes, 11 de octubre de 2011
Tengo lo que tú necesitas
Negociar. Lo hacemos constantemente. De hecho, si nos paramos a pensar, hay muy pocas cosas donde no estemos negociando. Desde nuestros niños, amigos, novias... intentamos sacar cada día al mejor gestor y sin embargo, tenemos miedo de hacerlo en el trabajo.
Curioso. Es como si de repente tuviéramos miedo de comer o dormir.
Hay varios errores que se cometen habitualmente, aquí van algunas ayudas interesantes:
1. Pensar que "tú me tienes que comprar lo que yo te ofrezco". Error. ¿Y si mejor adaptas tu producto a las necesidades de tu posible cliente? Si vendes internet, por ejemplo. Ante la excusa (que no razón) de "estoy en paro, no puedo". Una buena respuesta, sería: "Y si utiliza internet para buscar empleo. Un servicio que sea rápido y que además se adapte a su situación económica actual con el ahorro que le propongo". "Sería fantástico que encontrara un trabajo y además ahorrara dinero, verdad?". Utilizar una foto de futuro agradable, con una pregunta donde tiene que responder "sí" y comprometerse es una gran herramienta. Él mismo nos está diciendo sí a los argumentos. Difícil decir luego digas que no cuando estás de acuerdo con todo el desarrollo, ¿verdad?.
2. Hablar tú más que el cliente. Es imposible acertar plenamente si el que lleva la voz cantante, - que no control de la negociación- es el gestor. Escucha. Pregunta todo lo que necesites saber, hazle saber a tú cliente que quieres ayudarle. Y adapta dos o tres cualidades de tu producto respondiendo a su situación actual o previsión de futuro.
3. Miedo al "No". Es muy habitual tener miedo a que el cliente, finalmente, nos diga no. La negociación tiene un tempo, es como una canción, donde hay comienzo, estribillo, altos y bajos, pero que ha de terminar, y el gestor decide cuando. Ten en cuenta que en el caso de que diga que no, tendrás la oportunidad de volver a empezar y preguntarle que sucede, quizá no te hayas explicado bien. Tan malo es una venta demasiado corta como demasiado larga. El cliente se aburre. Resume los puntos donde estabais de acuerdo y adelante.
4.Nunca repitas un argumento negativo. "Me dice que no quiere porque está en paro... ". Lo único que conseguirás será que el cliente recuerde una situación negativa personal y quiera zanjar cuanto antes esa conversación. Es como si un tipo de 150 kg se fuera a comprar un pantalón y la dependienta le dijera que en la farmacia de la esquina hay un productos dietéticos fantásticos para su problema, pero que los pantalones, le quedan genial.
5. No tomar notas constantemente. Da igual si es telefónica o personal. Piensa que cuando tú has estado con tu jefe por ejemplo, y no toma notas de lo que le cuentas, te queda la sensación de que no se interesa por tí. Igual les pasa a tus clientes. Si es telefónica, toma notas, nombres, hechos... eso lo tendrás que utilizar durante la venta y el cliente se dará perfecta cuenta de que efectivamente le estás ayudando. La gente compramos por confianza.
6. Utilizar el condicional. " Si usted contratara este producto" " Si usted aceptara la propuesta". No te pongas barreras. Es mucho mejor darlo por hecho. "Dentro de un mes, cuando vea perfectamente los resultados, verá..." "Qué le parece si le digo que a clientes como usted le ofrecemos..." "Va a tener una experiencia fantástica".
7. No resumir. En casi todas las negociaciones hay un montón de datos, puntos en común y desacuerdos. Resume las ventajas de tu producto de una manera pausada y espera SIEMPRE el sí del cliente. "Es decir, está de acuerdo con la tarifa, verdad?" (esperar al sí) "También me ha dicho que está conforme al periodo de permanencia, correcto? (esperar al sí) y finalmente el terminal es el que más se adecua a las necesidades que usted me ha dicho, verdad?. (esperar al sí).
8. Usar coletillas. "buenos días, caballero". "el motivo de mi llamada", ¿Vale?. ¿Eh?. Personaliza la gestión y la venta. Piensa en la sensación que te queda cuando te lo dicen a tí. "Este no sabe ni mi nombre o no lo recuerda, luego no tiene verdadero interés en ayudarme". Desconecto.
9. No identificarte bien. Decimos nuestro nombre muy rápido, da igual por teléfono que en persona, haz una pausa, después de decirlo, no tengas prisa. Primero eres persona, luego cuéntame que me propones. Sois dos personas que vais a hablar de algo. Eso ayuda a personalizar la gestión, a que el cliente se siente más identificado, y con más confianza. Se acabó aquello de "cómo has dicho que te llamas?".
10. Actitud negativa. Esto es fundamental. Si piensas que algo saldrá mal, saldrá. Si crees que algo no te va a gustar, no te gustará. Si crees que a ese cliente no le vas a vender, no le venderás. Cada gestión es diferente, porque cada persona es diferente. Tú lo haces diferente.
Ahora te pregunto, ¿Quieres hacerlo diferente?.¿Quieres vender?
Curioso. Es como si de repente tuviéramos miedo de comer o dormir.
Hay varios errores que se cometen habitualmente, aquí van algunas ayudas interesantes:
1. Pensar que "tú me tienes que comprar lo que yo te ofrezco". Error. ¿Y si mejor adaptas tu producto a las necesidades de tu posible cliente? Si vendes internet, por ejemplo. Ante la excusa (que no razón) de "estoy en paro, no puedo". Una buena respuesta, sería: "Y si utiliza internet para buscar empleo. Un servicio que sea rápido y que además se adapte a su situación económica actual con el ahorro que le propongo". "Sería fantástico que encontrara un trabajo y además ahorrara dinero, verdad?". Utilizar una foto de futuro agradable, con una pregunta donde tiene que responder "sí" y comprometerse es una gran herramienta. Él mismo nos está diciendo sí a los argumentos. Difícil decir luego digas que no cuando estás de acuerdo con todo el desarrollo, ¿verdad?.
2. Hablar tú más que el cliente. Es imposible acertar plenamente si el que lleva la voz cantante, - que no control de la negociación- es el gestor. Escucha. Pregunta todo lo que necesites saber, hazle saber a tú cliente que quieres ayudarle. Y adapta dos o tres cualidades de tu producto respondiendo a su situación actual o previsión de futuro.
3. Miedo al "No". Es muy habitual tener miedo a que el cliente, finalmente, nos diga no. La negociación tiene un tempo, es como una canción, donde hay comienzo, estribillo, altos y bajos, pero que ha de terminar, y el gestor decide cuando. Ten en cuenta que en el caso de que diga que no, tendrás la oportunidad de volver a empezar y preguntarle que sucede, quizá no te hayas explicado bien. Tan malo es una venta demasiado corta como demasiado larga. El cliente se aburre. Resume los puntos donde estabais de acuerdo y adelante.
4.Nunca repitas un argumento negativo. "Me dice que no quiere porque está en paro... ". Lo único que conseguirás será que el cliente recuerde una situación negativa personal y quiera zanjar cuanto antes esa conversación. Es como si un tipo de 150 kg se fuera a comprar un pantalón y la dependienta le dijera que en la farmacia de la esquina hay un productos dietéticos fantásticos para su problema, pero que los pantalones, le quedan genial.
5. No tomar notas constantemente. Da igual si es telefónica o personal. Piensa que cuando tú has estado con tu jefe por ejemplo, y no toma notas de lo que le cuentas, te queda la sensación de que no se interesa por tí. Igual les pasa a tus clientes. Si es telefónica, toma notas, nombres, hechos... eso lo tendrás que utilizar durante la venta y el cliente se dará perfecta cuenta de que efectivamente le estás ayudando. La gente compramos por confianza.
6. Utilizar el condicional. " Si usted contratara este producto" " Si usted aceptara la propuesta". No te pongas barreras. Es mucho mejor darlo por hecho. "Dentro de un mes, cuando vea perfectamente los resultados, verá..." "Qué le parece si le digo que a clientes como usted le ofrecemos..." "Va a tener una experiencia fantástica".
7. No resumir. En casi todas las negociaciones hay un montón de datos, puntos en común y desacuerdos. Resume las ventajas de tu producto de una manera pausada y espera SIEMPRE el sí del cliente. "Es decir, está de acuerdo con la tarifa, verdad?" (esperar al sí) "También me ha dicho que está conforme al periodo de permanencia, correcto? (esperar al sí) y finalmente el terminal es el que más se adecua a las necesidades que usted me ha dicho, verdad?. (esperar al sí).
8. Usar coletillas. "buenos días, caballero". "el motivo de mi llamada", ¿Vale?. ¿Eh?. Personaliza la gestión y la venta. Piensa en la sensación que te queda cuando te lo dicen a tí. "Este no sabe ni mi nombre o no lo recuerda, luego no tiene verdadero interés en ayudarme". Desconecto.
9. No identificarte bien. Decimos nuestro nombre muy rápido, da igual por teléfono que en persona, haz una pausa, después de decirlo, no tengas prisa. Primero eres persona, luego cuéntame que me propones. Sois dos personas que vais a hablar de algo. Eso ayuda a personalizar la gestión, a que el cliente se siente más identificado, y con más confianza. Se acabó aquello de "cómo has dicho que te llamas?".
10. Actitud negativa. Esto es fundamental. Si piensas que algo saldrá mal, saldrá. Si crees que algo no te va a gustar, no te gustará. Si crees que a ese cliente no le vas a vender, no le venderás. Cada gestión es diferente, porque cada persona es diferente. Tú lo haces diferente.
Ahora te pregunto, ¿Quieres hacerlo diferente?.¿Quieres vender?
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