Voilé. C'est fini. Nuestro amigo 2011 termina.
Echar la vista atrás y mirar como ha cambiado toda una vida a uno le llena de ilusión, de esperanza y también pena por quienes se perdieron en el camino o uno no los supo atrapar como debe. De todo hay.
Los marineros somos gente de sal y también sol, viento y vela, abordajes y bodegas, puertos y amaneceres, noches soñando despierto y esperar que el alba bañe nuestro navío.
Nosotros también decidimos en qué cruzada luchar, que bandera lucir y que estandarte y blasón juramos defender.
Nadie nace. Se hace. Siempre.
Leyendo el Diario de a Bordo uno revive como comenzó este 2011, sus esperanzas, sus ideas, guerras y amores que iba regalando esta brava mar.
Ni ojo vio, ni oído escuchó, ni mente humana imaginó todo lo que aquí iba a suceder.
Hoy, meses más tarde, navegando a la vera del amor enorme, compartiendo timón y rumbo hacia el aquí y ahora y aún con batallas perdidas y ducados abordados me gustaría subir al palo mayor y gritar al mundo, al mundo entero; que es posible, que tú y yo podemos hacer de cada día algo nuevo, algo grande. Brutal.
Al 2012 le pido fuerza, fuerza para cuidar a los míos, para no confundirme y saber distinguir, fuerza para tener salud y compartir mil cruzadas más.
La ilusión... la ilusión la pongo yo.
Os deseo a todos un 2012 realmente espectacular.
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