La semana empezó curiosa, hartos de escaños y concejales. Unos, contentos, sonriendo, celebrando victorias que deberían saber a derrota cuando uno echa un vistazo a España; otros, disimulando algo que ya sabían, tenían cinco millones de razones, cinco millones de familias para saberse perdedores.
Hablan siempre que la derecha o el centro derecha tienen votantes fieles, pero si después de todo lo que sucede, lo que está sucediendo, hay 6 millones de personas que todavía te votan, la fidelidad es tuya.
Otro día hablaré de Bildu y lo que me parece, hoy no toca.
La semana empezó -decía- curiosa. Me dio por pensar ayer lo fácil que es acostumbrarse a dar lo justo en el trabajo, a cumplir con el expediente y pasar por los lugares sin pena ni gloria.
Mucha gente piensa que lo cómodo es eso, aquella ley de mínimo esfuerzo y máximo beneficio, zombis que diría Carlos Andreu que te llevan a la dejadez profesional por no querer ver más allá, esos que al punto de la mañana al preguntarles un simple ¿qué tal? su cara refleja un estado presuicidio y depresión total, ante la obligación - qué desastre!- de trabajar.
Seguro que me entiendes, es más, es probable que tú alguna vez - y yo- nos hayamos dejado arrastrar en algún momento, por pequeño que sea.
Son verdaderos líderes del NO, máximos exponentes de los "es que...", defensores a ultranza del "deja, deja...", se atrincheran, quejicas, oyen, y no escuchan, "tú no sabes lo que es esto...", sus ojos miran extrañados cuando les ofreces esfuerzo, desarrollo, luchar, dar ese paso al frente e intentarlo.
Podemos - puedes- hacer dos cosas; la primera dejar que la vida pase, no darle importancia a que allí estás un tercio de tu vida, cerrar los ojos a l@s compañer@s que muchas veces se convierten en amigos, jugar a esperar y ver como se solucionan las cosas, puedes hacer que a lo que te dedicas siga siendo lo que es y esperar a que suene la campana para gritar un "otro día más".
La segunda opción es crecer, analizar que esas 8 o 10 horas las vas a disfrutar queriendo mejorar, proponer "hay que.." y aprovechar a esos compañeros que se convierten en amistades para sumar, buscar tu reto y el suyo y alucinar con todo lo que tú puedes dar.
Date la oportunidad de crecer también allí, Capitán.
Déjame que te de una gran noticia, esa decisión, decidir ser tú también aquí, cerrar los ojos para luchar por el genio que llevas dentro, es tuya!. Nadie, nunca, te podrá robar que lo intentes.
No dejes que suceda.
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