miércoles, 12 de diciembre de 2012

Calor humano

Aquí fuera marca -2º. Frío.

Ves a la gente corriendo de aquí para allá, con poco tiempo y mucha prisa, abrigada hasta arriba, y bufandas que arropan los ojos llorosos por el viento y el frío.

Me gusta pasear. Si tengo tiempo, -es cuestión de organizarse- me encanta tener ese par de horas para observar, disfrutar, y parar un poco en este loco mundo.
Ves discusiones por la calle, y ves grandes sonrisas, gente que va riendo mientras mira el móvil y va emocionada enviando un washapp a alguien a quien quiere muchísimo, se le nota en los ojos, en esa mirada que llega al fondo, y levanta la cabeza orgullosa.

Me encanta ver eso. Hay una complicidad entre las personas que nos sentimos felices y se nota. Dan ganas de coger uno de esos altavoces que tan de moda están por la manifestaciones y convocar una para juntarnos la gente que tenemos un montón de razones, de vivencias, para ser feliz.
Ponerme en Plaza de España y convocar que valen más las sonrisas, que vale la pena sacar lecciones de vida de experiencias no tan buenas, que merece la pena luchar por lo que uno ama, llenar de pancartas todos los balcones diciendo que somos mucho más, que hay que hacer esa llamada, dar ese abrazo y cuidar a los tuyos.

Allá fuera necesitamos calor humano, para calentar el alma, y mirar a los ojos a la vida con ilusión. El ser humano es muchas veces egoísta consigo mismo. Piensan en las cosas malas que le ocurren en la vida para no sacar - piénsalo bien- el montón, el saco de grandes virtudes y cosas buenas que tienen. Que tienes.

Ya están colocadas las luces de navidad que nos arrastran a la compra con prisas. Prefiero las hogueras, el fuego y no comprar nada, pero disfrutarlo de la mano de quienes realmente quiero. Prefiero un café con un amigo, darle un abrazo que sale de dentro y decirle que puede seguir contando conmigo en el 2013 y los que vengan, elijo pasear de la mano y susurrar te quiero, elijo un chocolate caliente con unos churros con la enana.

Recuerda que cuando allá afuera hace frío, el calor humano, el que llena y reconforta lo más importante de ti, y de los tuyos, lo pones tú.