miércoles, 20 de marzo de 2013

Ojos de Luz

Una terraza de ésas bien puestas en una ciudad grande. Cerradita. Musiquita para estar animado y poder hablar.
Estamos dos en la mesa. Charlando. A lo nuestro.

Notas alrededor silencios raros, no reparas por qué, estás a otra cosa. Hasta que llega. Sucede en todas las ciudades de España, todos los días, miles de veces.

Se acerca una mujer, vestida razonablemente bien, aunque se nota que la ropa tiene años y paseos, tiene bancos, cajeros, y Dios sabe qué. Es una mujer limpia, guapísima, antaño presumida, se nota en sus gestos y en la manera de colocarse el pelo.

Sus ojos azules se clavan. Son preciosos, y más que sus ojos, una mirada limpia, clara, que aún con la que le está cayendo, ofrece una sonrisa, después de miles de "no tengo nada", miles de mentiras nuestras, de la sociedad, que somos nosotros, ella nos devuelve una sonrisa.

Me quedo embobado mirándola. Los dos nos quedamos prendados de ella.

Es muy educada al hablar. No quiere incomodar, dice. Comienza hablándonos de su hija de 8 años, ella tiene 43. Divorciada hace 4. Vive con su hija en la casa de una amiga de la infancia.
Es un detalle importante, que hoy, después de tanto, hayan seguido manteniendo la amistad, la fidelidad, saber perdonar durante todos esos años, y salir de casa, sabiendo que tienes una amiga, una amiga de verdad, con las letras bien grandes. Dice mucho de ambas.

Aquella mujer decía la verdad. Eso pensé. Y le invité a que se sentara con nosotros. Quería escuchar su historia. Quería ver que hay allá dentro, para después de todo lo que lleva encima, todo lo vivido y sufrido, consiga rodearte con su mirada y cobijarte con su sonrisa.
Se llama Luz.
No quería comer nada, -decía-, prefiero que me des lo que cuesta y que coma mi niña.

No hicimos mucho caso a eso, y aunque era testaruda, accedió a tomar algo con nosotros.
No es una persona que le guste contar su vida, no quiere dar pena, quiere salir adelante, quiere luchar por lo que ama, hasta el final. Curioso escuchar eso en estos días.

Su ex marido la dejó hace 3 años. Se fue con una compañera, a la que dejó también al año. Le dejó sin nada. Y nada es nada. Aún sonríe más y mira al cielo cuando dice "aún no sé como tengo a la niña...". Cuando habla de su hija, sus ojos, su brillo aún se hacen más fuertes, aprieta las manos, como queriendo abrazarle en la distancia. Se ilumina, y es que el amor tiene eso, ilumina, radia, provoca esa plenitud genial.
Ella era responsable de marketing en una empresa mediana, una persona confiada, que amaba a la persona con la que se casó, y nunca miró ni desconfió de cuentas y deudas.

Cuando hablaba de él, jamás le criticaba, sólo le daba pena. Le daba pena que no viviera la vida de su hija, que no viviera lo felices que fueron.
Al final sentencia " si hizo eso,jamás me amó". Y te mira, con seguridad, apretando dientes, maldiciéndose al haberle dado los mejores años de su vida.

Le cogí la mano. Su cara cambió. Era como si nunca le hubieran acariciado, cerró los ojos, apretó, no quería soltarse, ni yo tampoco.
Es una persona cultivada, se puede hablar de todo, emanaba bondad y comprensión, hablaba del mundo, de las diferentes situaciones que pasa la gente, intentaba razonar como se llega a según que sitios, a según que estados, basándose en su vida, y en la de unas cuantas personas que ve todos los días en el comedor de Cáritas. Son sus amigas. Sus padres murieron, y sin hermanos. Muchos amigos le han ayudado, y le ayudan, pero todo el mundo está pasando malas rachas, dice. Gente del barrio les lleva la cena. Y ella se ofrece a limpiar sus casas.

Es trabajadora, lo dicen sus manos, y su pasión hablando de marketing.

Estuvo cerca de dos horas. Nos hubiéramos quedado mil, pero había que recoger a la niña, la niña de sus ojos.
Me gustaría hablar con esa niña dentro de unos cuantos años. Me gustaría poder explicarle que tiene una madre espectacular de verdad, contarle que cuando hablaba de ella se le iluminaba la vida, decirle detenidamente cuantas horas, mesas, plazas con rodillas al suelo y gente tuvo que mirar a los ojos pidiendo ayuda para su niña. Que pensaba por y para ella. Por y para su hija. Siempre. Una mujer y madre ejemplar.

Con esa madre, una madre que inculca valores con hechos, estoy seguro de que su hija, será una gran persona, de ésas que cuando les cuentas todo eso, sonriendo, con los ojos de su madre, te dice que ya lo sabe, y que por eso le regala su vida.

Estoy seguro de que a las dos les irá bien. Convencido de que los buenos sentimientos, el amar así y dar todo, luchar hasta el final, sólo puede llevar a puertos que se llamen felicidad.
Cada día, nosotros nos enfrentamos a la vida, quejándonos, dando a medias, mientras ella le sonríe y lucha, lucha de verdad por algo que jamás, nunca, nadie podrá comprar.

Uno se queda con la sensación alucinante y se pregunta que hay en esa persona para tener esa generosidad, esa lección de vida andante... y lo que resulta, es que sólo hay una respuesta: AMOR.

Hoy por la noche estarás con tu niña, te imagino abrazándola fuerte en el sofá marrón, mirando los deberes del cole, después le contarás un cuento y haciéndole reír. Felicidad.

Gracias, Luz.

lunes, 11 de marzo de 2013

En cada mirada se me va...

A veces aparece. Así, sin más. En lugares que no vienen a cuento. Es una canción. Una canción que he cantado a dúo mil veces, todas especiales, mientras miraba y me miraban embobad@ con una felicidad brutal.

Me pasó el domingo. Te quedas quieto, te evades de donde estés, aunque haya 1000 personas cerca hablándote. Viajas hasta allá, es como un milagro pequeñito que te lleva siempre a una sonrisa de las de verdad desde el corazón. :)

" En cada mirada se me va, cada abrazo un laberinto que nunca desharé, cada silencio eternidad y cada noche hay un secreto que me das... "

Pensé en esto por los recuerdos.

La mente es maravillosa y guarda cosas increíbles. Recuerdo muchas cosas de cuando era un enano, recuerdo sensaciones, y olores, chispazos geniales de momentos únicos que acompañan a este Capitán.
Ya mayor, el olor a playa, a sábanas, los amigos, Donosti, la carretera y el viento, mis padres,  la sensación de la piel de gallina, imágenes desde arriba, flashes de caricias, silencios geniales, barniz en la terraza, hombros compartidos, soñar con el fin de semana, o con un sofá y una manta, el olor de las manos, sol y contemplar, risas, y sentir cosquillas en la tripa...

No es cuestión de acumular experiencias, es cuestión de sacar la esencia de esas experiencias.  De saber hasta donde eres capaz de vivir, de sentir...

Mi recuerdo más lejano es en la guardería. Con mi hermana al lado, en el comedor, poniendo el plato encima de un vaso de esos que eran naranjas, y que todos teníamos en casa mientras la profe nos servía. Recuerdo el olor de la bata.

Debería haber un cajón en nuestra mesilla, de donde poder coger recuerdos, poderlos sentir, y volver a refrescar esa esencia que un día te enseñó.
No es cuestión de vivir de los recuerdos, no quiero, pero somos lo que fuimos.

Hay personas que tienen miedo. Miedo a recordar, miedo a decirse la verdad, de algo que está ahí.
Es un error. ¿Para qué esconderse? ¿Acaso no es mejor verlo, reflexionar, pensar y enfrentarse, que quizá te confundiste? Cuesta hacerlo, lo que cuesta no ser orgulloso ni engañarse a uno mismo.  Nunca es tarde para aprender y rectificar.

Hay otros recuerdos, mucho más cercanos en el tiempo, y sin embargo parecen que hayan pasado siglos, de ésos que te gustaría estirar el dedo y volver a tocar, aunque sólo fuera un segundo para estar allá, en el cielo y gritar al mundo todo lo que merece la pena.

Estamos hechos de recuerdos, de vivencias, tenemos que luchar por guardarlas, no vaya a ser que un día, nos demos cuenta, que hemos sido unos ladrones, ladrones de nuestra propia vida.




domingo, 10 de marzo de 2013

Esa ronda la pago yo!

La semana pasada os contaba que os haría caso, e iba a dar un empujón al blog para estar más cerca de mucha gente. :)
Me habéis enviado varias ideas. Una me gusta especialmente, - gracias María- sobre todo porque es algo que muchos lo habéis dicho en comentarios, personalmente o por mail.
"Un día voy a escribir un blog" "Quiero escribir también" " Yo pondría..." en fin, un montón de estos.

Pues bien. Os doy mi blog. :)
Me parece genial que podáis decir lo que os de la gana, de lo que sea, quien sea. Me encantaría que otros "bloggeros" amigos también participaran por aquí, en otro foro distinto, con otra audiencia, y experimentar algo nuevo.

¿Cómo?. Fácil. Podéis escribir de lo que os salga, lo que os de la gana, con tan sólo una premisa, las normas elementales de educación. Tema, el que os apetezca. ¿Extensión? Da igual, 2 líneas que 600, lo importante es decir algo, lo que se siente. 
Me envías un mail con el texto, y lo colgaré.
Mi mail: ljguenechea@orange.es

Cuando publique el post, me indicaréis si tenéis problema en que diga quien lo escribe. Se puede usar seudónimo, o simplemente, anónimo, o vuestro nombre, claro.  

Ahora puedes hacer dos cosas, echarle valor y decir lo que sientes... o quedarte ahí mirando el ordenador y pasar de una nueva experiencia.

Besos y abrazos. :)



martes, 5 de marzo de 2013

Canta, baila,ama...siente de verdad!!

Os voy a hacer caso. :) Vamos a darle al blog un empujón, me apetece estar más cerca de mucha gente, y me he propuesto hacer un post semanal, los miércoles será un buen día.

Y no. No voy a hablar a entrar en cosas que no tocan. Una persona no es lo que dice, es lo que hace. En todo.  Que cada uno aguante lo que le toca. Que no es poco. Mejor ir con la cabeza alta y el corazón limpio. 

Dicho esto... (Léase despacio)

Cuatro días de "retiro" dan para mucho, muchísimo. Retirarse y perspectivas. Nuevos proyectos profesionales, para asumir con fuerza, dándolo todo de verdad, y el mayor reto del mundo, seguir siendo feliz en el horizonte.
Que vengan a veces mal dadas, - nadie dijo que esto de la vida fuera fácil- es, a veces, como refrescarte la cara con agua de río helada, al principio duele, luego llega la tonificación, el despejar de la mente y mirar con otros ojos. Renovación genial.

Hay pocas cosas que me gusten más que cantar, bailar - intentarlo al menos ;-)- en un coche, en una carretera perdida, y haciendo dúos de vida, y risas.
Vivía esto cuando recordé lo importante que son los millones de pequeños detalles que hacen de verdad que esta vida sea más vida... fuera del paripé y el qué dirán, fuera de las cosas ridículas que se ven por ahí, pensando casi siempre en el escaparate,  y no viendo más allá del día siguiente o esa misma tarde. Una pena.

Bailar en medio de una calle. La gente te mira. Luego sonríe. Gritar te quiero en un paso de cebra... la gente se sorprende y luego ríen. Se sorprenden, primero porque haya gente que siento eso de esa forma, con esa intensidad, que muchas veces sólo conocen por el cine. No estamos acostumbrados a darnos, a decir lo que se siente, la gente se guarda en mil formas estúpidas que hacen de la rutina su base.

Lo respeto, hay gente que le gusta eso, rutina, pero a otros, a otros nos gusta emocionarnos, ilusionarnos a tope, sentir cosquillas en el estómago, que hacer algo especial, sea eso, especial... la rutina no va con nosotros, y al final, la rechazas, siempre. Más pronto o más tarde.

Claro que para bailar en plena calle, gritar te quiero, o te echo de menos, o lo que nos salga, tiene que pasar eso, que nos salga, sentirlo desde lo más hondo. Eso es lo fantástico de la vida. Sentir eso. No decirlo por decir y jugar con las personas. Sentirlo. No vayamos a engañarnos también en eso que ya sería el colmo.

Si piensas en cosas ridículas que hacemos o vemos durante el día, no te puede dar otra cosa más que la risa. Hay cosas que cantan mucho, demasiado. No voy a empezar a decir el borbotón que me sale de cosas ridículas, pero piénsalo bien, fíjate. Es alucinante.

Parar de repente en un restaurante de pueblo, de ésos de piedra y madera, donde la oronda señora te atiende con sus mejillas rojas y su sonrisa campechana. Entrar cantando, y terminar con 2 botellas de agua, cafés, fuego y mil risas como testigos de que aquello sucedió, es real, y ante eso no te puedes engañar. Es vida. Con mayúsculas.

Son detalles de vida, de ésos que recuerdas de verdad, en el corazón. Esas sensaciones, en las que uno, un día cualquiera cierra los ojos, y vienen como una luz, paz y plenitud absoluta. Todos hemos vivido un montón,  y puedes tener la tentación, por mil razones, de que aquello es mejor borrarlo. Error. Mentira. A lo vivido de una manera bestial y lo que se siente y has sentido, jamás podremos escaparnos, es imposible.

La sonrisa constante en la cara, la tripa locuela, el brillo de los ojos, la naturalidad, el ser tú, son compañeros del viaje más alucinante, de la mayor y mejor Historia jamás contada. Esa es la mía. La he vivido toda. Y quiero seguir viviéndola.

Por eso, por todo eso;  quiero invitarte a cantar, a bailar, a amar de verdad, a no escapar, a sentir, a ser valiente hasta el infinito y salir por la puerta de tu casa con unas ganas increíbles de comerte el mundo, para una vida espectacular.

Canta, baila, ama... siente de verdad!!! :) :) :)